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Veintidós puntos en una final olímpica ante EE UU no pasan inadvertidos para nadie. Y más si el héroe de esta hazaña es el nuevo jugador de los Portland Trail Blazers, Rudy Fernández, y su nuevo entrenador, Nate McMillan, está en Pekín como ayudante de Krzyzewski: "Estaba sentado en el banquillo con cara de palo, intentando no sonreír por lo que estaba viendo. España era el rival a batir, pero Rudy es mi nuevo jugador", apuntó en una entrevista al diario Oregonian.
McMillan no pudo pegar ojo aquella noche. Como confesó en su llegada a Estados Unidos, estaba tan impresionado, que la pasó pensando en las rotaciones de su equipo. "Juro que no dormí nada, no pude hacerlo pensando en él. Imaginaba: 'Puedo ponerle aquí, hacer esto con él, junto a Brandon Roy, lo otro. ¡Oh, él va a jugar con nosotros! Esto va por buen camino". Pero la gran actuación del ex del DKV, no dejó a nadie indiferente. "En el partido, cada vez que Rudy hacía algo espectacular Mike D'Antoni (el otro entrenador ayudante de la selección norteamericana) se giraba y me decía: 'Es tu jugador, asombroso".
Está ansioso por empezar a trabajar con él, aunque como confesó Rudy en su llegada a España le ha dado "todo el tiempo de descanso" que necesite. "Si tuviera que destacar algo de él... Es muy intrépido. No se asusta y eso es bueno cuando hablamos de jugar en la NBA". Por eso tras el oro de EE UU, en Portland sólo se habla de una cosa: el mate de Rudy ante el mejor pívot de la NBA: Howard.
"Siento que puedo entrenarle y ayudarle a mejorar en algunos aspectos. En nuestro equipo cada jugador tiene un rol distinto. Con España en la final ante Estados Unidos, él tocaba el balón en cada jugada y el ataque se organizaba en torno a él. Eso cambiará un poco", apuntó McMillan, que confesó haber imaginado a Rudy en la segunda unidad, liderando el ataque de Portland con Travis Outlaw. Eso sí, podrá jugar junto a Brandon Roy algunos minutos.