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Dios salve a Messi. Por si alguien tenía aún alguna duda, Leo Messi acabó de coronarse como el nuevo rey del fútbol mundial el pasado sábado ante el Atlético de Madrid. Su trayectoria hasta entonces era incuestionable, pero una vez más, y como ya le ocurriera la temporada pasada con Cristiano Ronaldo, Leo debía superar otro cara a cara de altura para dejar claro que, hoy por hoy, ni el delantero portugués del Manchester ni el Kun Agüero son rivales para cuestionarle el trono.
Al envite llegaba tras soportar una dolorosa crítica procedente de Diego Maradona, el 'Dios argentino' y su ídolo de infancia, que lo tildó de individualista, y un debate que se generó en Madrid para cuestionar su supremacía frente al Kun. Ajeno a todo ello, Messi se limitó a hablar en el único sitio donde le gusta hacerlo: en el terreno de juego. A los cuatro minutos, Leo puso la directa hacia la portería de Coupet y provocó el penalti de Ujfalusi, que a la postre significó el 2-0. La puntilla al Atlético llegó con su pillería en el gol de falta directa del minuto 8. Dos acciones del delantero azulgrana, en menos de cinco minutos, habían resultado clave para dejar encarrilado el partido.
Pero más allá de su aportación directa en el segundo y tercer gol, -ya es el segundo máximo realizador del equipo tras Eto'o con siete goles- y de la nueva jugada a lo Maradona que regaló para el recuerdo, Messi también dejó nuevos detalles que evidencian a quienes sólo ven en Leo un jugador capaz de atacar. El argentino hizo un enorme derroche físico para presionar a la defensa rival, al igual que Eto'o e Iniesta, recuperando hasta siete balones. "¿Hoy más motivado? Yo siempre voy a todo, siempre estoy motivado. Sabía que era un partido muy difícil por el rival y muy importante para nosotros y para la gente porque nos jugábamos seguir arriba", explicó el delantero argentino.
En los tres partidos anteriores al del sábado el Barça había ganado sufriendo lo indecible (Betis, Espanyol y Shakhtar). A Messi, un ganador nato, poco le importa la forma en cómo se imponga el equipo en los partidos a pesar del 6-1 al Atlético. "Nosotros necesitamos ganar siempre, no importa cómo", recalcó.
Otro detalle de su categoría llegó tras rectificar ante Javier Aguirre por un calentón fruto de las 'caricias' de Antonio López que le llevaron a hacer el gesto de la 'manita'. "Son momentos de calentura pero reconocí mi error y pedí perdón". Lo dicho, un fuera de serie dentro y fuera del campo.